Salimos, la expedición de los 6 intrépidos, andando de la pista(en la cota 1100) a eso de las 9,10 llegando al refugio(en la cota 1500) a eso de las 10,30 donde después de un descanso de 15' continuamos por la regadera que viene al refugio desde el collado de Mesas Altas para empezar a subir las incontables cuestas que nos deparaba el finde, llegamos al collado de Mesas Altas (1800) a eso de las 12, donde se abrió ante nosotros el maravilloso espectáculo del valle donde nace la garganta de Cuartos y sus innumerables gargantas que dan lugar al nacimiento de la susodicha garganta, apareciendo la visión de un montón de montañas blancas por la nieve: las Azagayas, el Covacha, Riscos Morenos, el Cancho y posteriormente iriamos descubriendo más y más, la Galana, el Almanzor..., nuestro camino discurriría por la ladera denominada Barrerón del Escobalejo, donde después de beber en una fuente nos introduciríamos en el mundo del terreno nevado que ya no dejariamos hasta la mediodia del día siguiente, continuamos por la nieve cruzando varios regatos para llegar al restaurante(a las 2 de latarde pasadas), que habíamos reservado, con unas vistas impresionantes, y después de reponer unas fuerzas que ya se iban menguando por el cansancio y el peso de nuestras enormes mochilas, nos colocamos los crampones (habiendo tenido ya más de uno de los componentes del grupo alguna que otra caida por el terreno helado en el que nos encontrábamos) y nos decidimos a atacar la cuesta o mejor dicho, rampa más empinada del día, que nos llevaría a la ansiada portilla del Losar sobre la cota 2200 y algo, allí dejamos las pasadas mochilas y disfrutamos de las preciosas vistas del valle de la Angostura donde nace la garganta de la Serrá, donde estaba nuestro hotel y dicho sea de paso, el único valle glaciar que hubo en Extremadura, tambien podíamos ver la Sierra de Bejar y elvalle del jerte, así como la bonita cuerda de Castillfrio, hacia donde nos llevarían nuestros pasos, más ligeros ahora, sin dejar de apartar los ojos maravillados cada vez más, por la imponente imagen de las Azagayas y del Covacha, ya muy cerca de nosotros,, pues en esos menesteres llegamos a la cota más alta del día que superaba ya los 2300 mts., y que de nuevo nos volvía a ofrecer otro maravilloso espectáculo poniendo a nuestro alcance visual la laguna del Barco y su precioso valle, pero tambien nos arreciaba un fuerte viento muy frio y un terreno cada vez más helado en un mundo cada vez más vertical sobre todo por la cuerda que indicaba la dirección de la montaña más alta de Extremadura, allí nuestro cerebro funcionó con lógica y despues de saborear el espectáculo y unos momentos deliciosos decidimos bajar al refugio de la angostura donde deberíamos llegar antes de la noche, pues teníamos que hacer acopio de piornos para poder hacer lumbre y no quedarnos "pajaritos" en la noche tan fresquita que nos esperaba, y como el tiempo se nos echaba encima (serían eso de las 5 de la tarde) y además el terreno del "hotel" se la veía tapado de nieve y teníamos que sacar de ella la "leña" pues nos dimos la vuelta hacia la portilla del losar de nuevo, prometiendo volver al covacha pronto, despues de volver a coger nuestras pesadas cargas enfilamos la empinada cuesta abajo helada, que nos llevaría al fondo del valle, ensayando por el camino alguna que otra técnica con el piolet de autodetención, ya pasadas las 6 llegamos al hotel que, por cierto, tenía nieve en su interior que hubo que limpiar, y comenzamos las tareas de acondicionamiento de la suite, unos limpiando la nieve y otros arrancando piornos y buscando agua entre el hielo, ya después de las 7,30 teníamos preparado más o menos nuestro habitáculo y comenzamos a relajarnos y disfrutar de la estancia alrededor de la lumbre (unos más cerca y otros menos) y con algún que otro tiritón empezamos a dar cuenta de los manjares que llevábamos: el vino, la sopa, el chocolate, y un montón de etc., allí pasamosla noche unos más arrecidos que otro con un espectáculo precioso en la calle protagonizado por la luz de la luna en el valle nevado en el que nos encontrábamos... que unos se atrevían a ver y otros acuciados por el frío preferían que se lo contasen, ya bien entrada la noche aparecieron 3 huespedes que habían subido desde el puerto de tornavacas y que llegaron queriéndose comer la lumbre, lo cual hizo que nuestro hotel quedase bastante justo (por decirlo de alguna manera). Entre ronquidos y bastantes vueltas en las camas que habiamos preparado pasamos una noche que más de una vez comentaremos.
Al día siguiente sonó el despertador a las 7 y la verdad es que "le podían dar por culo", pero habíamos quedado a mediodía en el refugio de las nieves con el resto de compañeros del club para comer y recoger el belen y había que levantarse, pues nos separaban unas 5 horas de camino. Asi es que recogimos los bartulos y despues de calentar un poco del chocolate del "Maño" iniciamos el ascenso por el terreno helado que nos llevaría a la portilla de Jaranda,donde casi no nos podíamos entender por el fuerte viento que hacía para decidir el itinerario que cogeriamos a partir de allí, decidiendo el que creo que era el más bonito, más alpino y más montañero de ellos, que fué subir por la cuerda a la cima del pico Estecillo, debiendo pasar antes por algún que otro paso comprometido, helado y bastante empinado que nos hacía comentar "jo macho parecemos los de verdad, parecemos los de la tele", así es que disfrutando enormemente del maravilloso y vertical recorrido y tambien algunas veces con un poquillo de canguelo, llegamos a la cima del estecillo que andará por los 2300 mts, donde el panorama era espectacular, allí hablamos por los móviles con los compañeros (eran las 11 de la mañana) e iniciamos nuestro descenso por la cuerda, a un lado la garganta jaranda, al otro la de cuartos y en medio los picos de Coroto Moreno, Canchal de Ballesteros para llegar al cortado y alucinante collado Rodrigo, siguiendo ensayando las técnicas del piolet, para acometer la última y empinada subida que por terreno helado nos llevaría a un terreno más llano, dejando ya atrás los enormes precipicios que habíamos pasado, allí nos quitamos los crampones y nos relajamos un poquito... ¡uff¡, mirábamos atras y nos parecía mentira por donde habiamos pasado... eramos unos máquinas.
Ahora nos esperaba una larga y empinada ladera llena de un montón de espesos y molestos piornos llenos de nieve que nos conduciría primero a una fuente con un agua fresquita y deliciosa desde donde vimos llegar 400 mts más abajo a nuestros compañeros del garigolo al refugio de las nieves como pequeños puntitos que se movían, y tras otro largo trecho de bajada entre piornos pasando por un chozo reconstruido por los ganaderos de la zona, llegamos a la regadera de agua por donde habíamos pasado el día anterior (parecía que había pasado una semana) sería sobre la 1,30, y ya tan solo nos separaba un camino bastante más "decente" que en un espacio de 15' nos llevaría al esperado encuentro de los que nos esperaban en el refugio con las viandas que habían subido y que en su agradable compañía daríamos cuenta, contándoles nuestras aventuras y planificando otras nuevas.
¡¡Pero qué bien os lo montais!!
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